OBRAS DE LOS PADRES DE LA IGLESIA (682)

Entrada de Jesús en Jerusalén

Siglo VI

Evangeliario

Rosanno, Italia

Orígenes (+ 253)

Homilías sobre los Salmos (Homiliae de Psalmis)[1]

No se ha encontrado en Internet este texto en castellano, lo ofrecemos a continuación.

Orígenes, Homilías griegas sobre los Salmos

Homilía I sobre el Salmo 15 (16)

Introducción

El primer párrafo de la homilía está todo él dedicado a aclarar el sentido del título o epígrafe del salmo. Se trata, ante todo de letras escritas no sobre piedra sino sobre un corazón “blando” (§ 1.1). El título se encuentra en otros salmos, pero con diferentes complementos. Sin embargo, solo en el texto presente nada se agrega al epígrafe (§ 1.2).

Orígenes introduce a continuación una explicación sobre la prohibición del Deuteronomio, que consideraba la construcción de monumentos como una práctica abominable para el Señor (§ 1.3). Y tomando pie de esta interdicción, afirma que toda acción puede comprenderse como construcción de un monumento. Pero son las malas acciones que hacemos las que provocan que el Señor aborrezca esos monumentos, no el simple hecho de producirlos (§ 1.4).

Un ejemplo significativo de lo antes expresado es el caso de la columna conmemorativa erigida por Jacob en recuerdo de su esposa Raquel. El patriarca no transgrede la Ley, porque con esa acción pone de manifiesto las buenas obras de su esposa, para todos aquellos que son capaces de recordarlas al contemplar la columna (§ 1.5).

Diversamente de lo que sucedía con el título del salmo, la identificación con la persona de Jesucristo ofrece de inmediato la clave para la interpretación del texto, que en la presente homilía se centrará en el Salvador en cuanto Hijo de Dios. Además, a la luz del Sal 15 (16) y de Ef 4,10, se preanuncia que el tema central será el descenso del Logos encarnado, que del cielo desciende al Hades, y el consecuente ascenso del Resucitado en cuerpo y alma, que se unen al espíritu, junto al Padre, después de la muerte en cruz. Orígenes subraya la universalidad de la obra salvífica de la redención, incluso en sentido espacial, afirmando la necesidad del descenso del alma de Cristo a las regiones subterráneas, para llevar también allí la salvación (§ 2)[2]. 

Texto

El título del salmo

1.1. Hay letras escritas sobre columnas animadas, “no con tinta, sino con el Espíritu del Dios viviente, escritas no sobre tablas de piedra” (2 Co 3,3), ni sobre corazones de piedra (cf. Ez 11,19), refractarios a la palabra de Dios y duros como aquel del Faraón, que lo tenía endurecido (cf. Ex 7,22; 9,34-35); están escritas, en cambio, sobre un corazón blando y bien dispuesto hacia quien escribe, en un corazón de carne. Estas letras escritas sobre una columna de carne, siendo santas, obran para que aquello escrito tenga como título[3]: “Inscripción sobre una columna”. Por eso, el salmo que se ha leído lleva el título de: “Inscripción sobre una columna, de David” (Sal 15 [16],1a).

Inscripción en una columna

1.2. Y si deseas conocer cuántos son los salmos que tienen este título, también con otro agregado a “Inscripción sobre una columna”, aprende que son los salmos 55 (56),1, 56 (57),1, 57 (58),1, y a continuación el 58 (59),1 y el 59 (60). Ahora bien, este dice: “Inscripción sobre una columna, de David” (Sal 15 [16],1a), pero cada uno de aquellos tiene algún agregado. Por ejemplo, el 55 (56),1: “Hasta el final[4], por el pueblo que se ha alejado de las cosas santas. De David, para inscripción sobre una columna, cuando los filisteos se apoderaron de Geth”; y el 56 (57),1: “Hasta el final, no destruir. De David, para inscripción sobre una columna, en su fuga de la presencia de Saúl hacia la cueva”. Y para no repetir lo que ustedes mismos pueden encontrar reuniéndolos por su cuenta, digamos que los restantes salmos tienen: “inscripción sobre una columna” con otros agregados en el epígrafe, en tanto que solo este no tiene nada más en el título excepto “inscripción sobre una columna”.

El Señor odia las columnas

1.3. “No harás para ti una columna, las aborrece el Señor” (Dt 16,22). Si has comprendido lo que se ha dicho, verás que no ha hecho nada contra la Ley quien ha puesto el epígrafe al salmo: “Inscripción sobre una columna”. Y pon atención a la palabra de la Ley que dice: “No harás para ti una columna, las aborrece el Señor” (Dt 16,22). Si lo que está escrito debiera entenderse de un modo más sencillo, estaría dicho así: “No te harás una columna, porque el Señor odia las columnas”, o también: “No te harás una columna, lo cual odia el Señor”. Pero ahora, después de haber antepuesto el nombre en singular, prosigue en plural diciendo: “No te harás una columna, las aborrece el Señor” (Dt 16,22).

Hacer una columna que sea amada por el Señor 

1.4. Pero creo que lo prescrito por la Ley es esto: cada uno de los que cumplen algo, hace para sí una columna. Mas si vive de mala manera, se hace una columna que el Señor aborrece (cf. Dt 16,22), puesto que en la columna está (escrito) el pecado y “las obras de la carne: fornicación, impureza, libertinaje, idolatría” (Ga 5,19-20), y lo demás. En cambio, si vive bien, hacer una columna no es contra Ley, pues hace una columna amada por el Señor y las letras de su columna son una parte en la que están escritas las realidades amadas por el Señor, y su vida es parte de una columna que el Señor ama. Por tanto, no solamente hay que evitar hacerse para sí mismo una columna -porque David escribiendo “Inscripción sobre una columna”, iría contra la Ley-, sino que no se debe “hacer una columna con aquello que el Señor aborrece” (cf. Dt 16,22).

La columna conmemorativa erigida por Jacob

1.5. Jacob honra a Raquel con una columna después que salió de esta vida: “Esta es la columna memorial de Raquel hasta el presente” (Gn 35,20). Sin duda no ha hecho nada contra la Ley de Dios, conforme a la cual vivieron Abraham, Isaac y Jacob, siendo instruidos según lo que ella dice, como lo afirma el Apóstol, o también como está escrito en el Apóstol: “Por naturaleza, cuando los paganos, que no tienen la Ley, obran por naturaleza según la Ley” (Rm 2,14). Abraham, por consiguiente, obró por naturaleza según la Ley y por eso, antes que la Ley fuera escrita con tinta (cf. 2 Co 3,3), la Ley de Dios estaba inscrita en su corazón. Y, en efecto, fue justificado cuando cumplió todas las normas, las prescripciones y los preceptos de Dios, como está escrito en el Génesis (cf. Gn 26,5). Jacob, en consecuencia, no transgredió la Ley haciendo una columna conmemorativa, para que quedaran manifiestas las buenas obras de Raquel para quien pueda contemplarlas. Esto se ha dicho al presente sobre el epígrafe.

Lectura cristológica del Salmo

2. Veamos también el salmo, diciendo en primer lugar esto: que la persona del salmo es nuestro Señor Jesucristo. En efecto, sobre algunos salmos decimos que la persona del salmo habla en nombre de nuestro Señor, ya sea porque lo descubrimos, ya sea porque lo intuimos, ya sea porque somos iluminados, ya sea porque lo conjeturamos, afirmándolo correcta o menos correctamente. Pero sobre los demás (salmos) reconocemos la persona a partir de las Escrituras, como (sucede) con este salmo. Porque está escrito en los Hechos de los apóstoles: “No abandonarás mi alma en el Hades, ni dejarás que tu santo vea la corrupción” (Hch 2,27; cf. 2,31; 13,35); lo escrito en este salmo se dice sobre la persona del Salvador. En consecuencia, Pedro interpretando esta palabra junto a los otros once apóstoles, afirma: «Porque David dice sobre él: “Veía siempre al Señor ante mí, pues Él está a mi derecha, para que no vacile. Por eso se alegró mi corazón y se ha alborozado mi lengua. También mi carne descansará en la esperanza, porque no abandonarás mi alma en el Hades, ni dejarás que tu santo vea la corrupción. Me has dado a conocer el camino de la vida, me llenarás de gozo con tu presencia” (Sal 15 [16],8-11). Hermanos, permítanme decir con franqueza, sobre el patriarca David, que él murió, fue sepultado y su tumba está entre nosotros hasta este día. Sin embargo, siendo profeta y sabiendo que Dios le había asegurado con juramento que un fruto de sus entrañas se sentaría sobre su trono (cf. 2 S 7,12), viendo a lo lejos, habló sobre la resurrección de Cristo: porque éste no fue abandonado en el Hades ni su carne vio la corrupción» (Hch 2,25-31). Por tanto, con estas palabras afirma claramente que Jesús no ha visto la corrupción y su alma no ha sido abandonada en el Hades (cf. Sal 15 [16],10). Habiendo descendido para la dispensación de la salvación (economía), porque todas las regiones (de la tierra) necesitaban la venida de Jesucristo, también el lugar que está debajo de la tierra, descendió al Hades. Porque el que subió es el mismo que descendió, para colmar todas las cosas (cf. Ef 4,10). Y las otras palabras propuestas en los Hechos de los apóstolespor Pedro demostrarán que el salmo fue pronunciado en nombre de la persona de nuestro Señor Jesucristo.



[1] Cf. CPG 1428. Pero ahora contamos con las Homilías descubiertas en fecha reciente. Seguimos, por tanto, las dos ediciones consultadas: Origenes Werke Dreizehnter Band. Die neuen Psalmenhomilien. Eine kritische Edition des Codex Monacensis Graecus 314. Herausgegeben von Lorenzo Perrone in Zusammenarbeit mit Marina Molin Pradel, Emanuela Prinzivalli und Antonio Cacciari, Berlin/München/Boston, De Gruyter, 2015 (Die Griechischen Christlichen Schriftsteller der ersten Jahrhunderte [GCS] Neue Folge. Band 19). Y: Origene. Omelie sui Salmi. Volume I. Omelie sui Salmi 15, 36, 67, 73, 74, 75. Introduzione, testo critico ridevuto, traduzione e note a cura di Lorenzo Perrone, Roma, Città Nuova Editrice, 2020 (Opere di Origene, IX/3a). La subdivisión de los párrafos y los subtítulos son agregados nuestros. Para los Salmos 36, 37 y 38: cf. la ed. del texto latino de Emanuela Prizivalli (con introducción, traducción y notas de H. Coruzel, sj, y L Brésard, ocso), Paris, Eds. du Cerf, 1995 (Sources Chrétiennes [= SCh] 411).

[2] Tomo esta explicación de las notas de Perrone en Origene. Omelie…, pp. 131-133, notas 5 y 6. En adelante cito estas iluminadoras interpretaciones con la abreviatura: Origene, seguida de las páginas correspondientes y el número de las notas.

[3] O: anuncio escrito.

[4] O: para el director.