OBRAS DE LOS PADRES DE LA IGLESIA (443)

Cristo cargando la cruz

Siglo XV

Liturgia de las Horas

Brujas, Bélgica

Orígenes, Veintiocho homilías sobre el (libro) de los Números

Homilía V (Nm 4, 1-49)

El simbolismo de los números 5, 50 y 500

2.2. Y entre los mismos levitas, nadie es llamado a estas obras sino desde los veinticinco años de su vida hasta los cincuenta (cf. Nm 4,47). Pero al número de años -desde los veinticinco hasta los cincuenta-, no carece de misterio. Puesto que en el número veinticinco, se manifiesta la perfección de los cinco sentidos, de modo que el cinco se cuenta cinco veces. Lo cual indica que es llamado a realizar las obras de obras en el misterio quien, multiplicados y purificados los sentidos, de todo punto es hallado perfecto. En cambio, el número cincuenta, contiene el misterio de la remisión y de la indulgencia, lo hemos mostrado a menudo y abundantemente en muchos lugares de las Escrituras. Porque también el año quincuagésimo es el que se dice entre los Hebreos el del jubileo, en el cual se hace remisión de las propiedades, de la esclavitud y de las deudas (cf. Lv 25,10); y en la Ley, el día quincuagésimo después de la fiesta de la Pascua se prescribe fiesta (cf. Lv 23,15). Pero también el Señor, en el Evangelio, cuando enseñó la parábola de la remisión y la indulgencia, dice sobre los deudores que introduce que eran culpables uno de cincuenta y otro de quinientos denarios (cf. Lc 7,41). Ahora bien, cincuenta y quinientos son números emparentados, porque cincuenta decenas hacen quinientos. Pero asimismo, por otra parte, este número es sagrado; puesto que si se le añade a siete semanas la perfección del número uno, resultan cincuenta días. Del mismo modo, si a setenta semanas se le añade el complemento de una decena, resultan quinientos.

Los misterios de los números 50 y 500

2.3. Y, si se quieren recoger con más abundancia todavía los misterios de los números cincuenta y quinientos, encontramos en este mismo libro de los Números, que tenemos en las manos, donde algunos -los que no han participado en la batalla- ofrecen sobre los despojos de los enemigos en oblación a Dios la quincuagésima parte; en cambio, otros, la quingentésima (cf. Nm 31,28-30); y ciertamente que no en vano tiene también el número cincuenta y el quinientos. Pero también en el Génesis, cuando Dios trataba sobre la indulgencia (de los habitantes) de Sodoma, en el caso de que pudieran alcanzar misericordia, consciente de tales misterios el patriarca Abraham, comienza a suplicar a Dios el perdón de los de Sodoma por el número cincuenta, y dice: “Si se encontraran cincuenta en la ciudad, ¿no salvarías la ciudad por los cincuenta?” (Gn 18,24).