OBRAS DE LOS PADRES DE LA IGLESIA (427)
Cristo Pantocrátor (Todopoderoso)
Hacia 1220
Evangeliario
Speyer, Alemania
Orígenes (+ 253)
1418. Veintiocho homilías sobre el (libro) de los Números (In Numeros homiliae XXVIII [latine Rufino interprete])[1].
No se ha encontrado en Internet este texto en castellano, por lo que lo ofrecemos a continuación.
Orígenes, Veintiocho homilías sobre el (libro) de los Números[2]
Carta - prefacio de Rufino a Ursacio[3]
Para hablarte, hermano, con las palabras del bienaventurado Mártir[4], “me amonestas bien, queridísimo Donato, puesto que (yo) también me acuerdo de haber prometido” recoger y traducir al latín para ser leído por los nuestros, todo lo que hubiere del anciano Adamancio sobre la Ley de Moisés. Pero el tiempo de llevar a cabo la promesa no ha sido tempestivo, como él dice, sino más bien tempestuoso y turbulento para nosotros. Porque, ¿quién podrá escribir allí donde se temen los dardos del enemigo, donde aparece ante los ojos la devastación de las ciudades y de los campos, donde se huye entre los peligros del mar y ni siquiera puede uno librarse del miedo al exilio? Ante nuestra vista, en efecto, como tú mismo podías observar, el Bárbaro, que atizaba los incendios de la ciudad de Reggio, estaba alejado de nosotros por un brazo de mar tan estrecho como el suelo que separa la tierra de Italia de Sicilia[5].
En esa situación, por consiguiente, ¿qué seguridad se tiene para escribir y en concreto para traducir, cuando (además) no se trata tanto de mostrar el propio parecer, cuanto de proponer el de otros? Sin embargo, si hubo alguna noche en que se me conmovió menos el ánimo por el miedo a la destrucción por parte del enemigo y concedí siquiera un breve tiempo al ocio de la elucubración, como solaz de los males y alivio de la situación de exilio, por tu insistencia hemos traducido, según pudimos, en lengua latina[6], cuanto hemos encontrado escrito sobre el libro de los Números, tanto en estilo homilético, como también en aquel que llaman Extractos[7], y lo hemos recogido de diversos lugares y ordenado, haciendo de los diversos [elementos] uno solo. Y también tú, Ursacio, nos ayudas en nuestro trabajo de muchas maneras, cuando, ansioso en demasía, consideras demasiado lento el servicio del joven amanuense.
Quiero, sin embargo, hermano, que sepas que esta lectura, que sin duda abre las vías de la comprensión del texto, no enseña pormenorizadamente todo lo que ha sido escrito, como has [podido] leer en las explicaciones de los libros; es claro que también el lector no (debe) volverse ocioso, sino que, como está escrito, penetre en su corazón y produzca sentido (cf. Si 2,19 [24]), y una vez oída la palabra buena, como (hombre) sabio le añada algo (cf. Si 21,15 [18]).
Por eso, en cuanto puedo, intento desarrollar lo que me mandaste. De todo lo que se encuentra escrito sobre la Ley, considero que ya sólo faltan unas pequeñas homilías sobre el Deuteronomio; las cuales, si el Señor nos ayuda y da salud a nuestros ojos, deseamos asociarlas al resto del volumen, aunque nos añada otros (trabajos) nuestro amadísimo hijo Piniano[8], a cuyo religioso grupo, prófugo por amor de la pureza, hemos acompañado. Pero oren unidos, para que el Señor esté con nosotros y conceda la paz a (nuestros) tiempos, dé su gracia a los que trabajan y disponga el fruto de nuestro esfuerzo para provecho de los lectores.
[1] Continuamos con nuestra opción de respetar el orden propuesto por la Clavis Patrum Graecorum. Y dejamos de lado aquellas obras del Alejandrino que sólo han llegado hasta nosotros de modo fragmentario.
[2] Texto latino en: Origenes Werke. VII. Homilien zum Hexateuch in Rufins Übersetzung, ed. W. A. Baehrens. Zweiter Teil. Die Homilien zu Numeri, Josua und Judices, Leipzig, J. C. Hinrichs’sche Buchhandlung, 1921, pp. 1 ss. (Die griechischen christlichen Schriftsteller der ernsten drei Jahrhunderte, 30); y en Sources chrétiennes (= SCh), ns. 415 (pp. 18 ss.), 442 (pp. 12 ss.) y 461 (pp. 14 ss.), Paris, Eds. du Cerf, 1996, 1999 y 2001, respectivamente. Adoptamos la numeración propuesta en la edición de SCh. Traducción castellana en: Orígenes. Homilías sobre el libro de los Números, Madrid, Ed. Ciudad Nueva, 2011, pp. 45 ss. (Biblioteca de Patrística, 87). Seguimos esta versión, pero con varias modificaciones. Los subtítulos son propios.
[3] Se trata de un amigo de Rufino, una especie de mecenas muy interesado en que la obra de Orígenes estuviera accesible en latín. Ursacio propuso la tarea y facilitó los recursos para llevarla a buen término (cf. SCh 415, p. 18, nota 1).
[4] Se trata de san Cipriano de Cartago, decapitado en 258. La carta a Donato fue una de sus primeras obras, escrita en el año 246 (cf. SCh 415, p. 18, nota 2).
[5] “Rufino estaba, por tanto, en Messina. Todo esto hace alusión a la invasión de Italia por los godos de Alarico (septiembre 410)” (SCh 415, p. 19, nota 4).
[6] Lit.: romana voce.
[7] No sabemos a ciencia cierta qué son estos Extractos (cf. SCh 415, p. 20, nota 5).
[8] Esposo de Melania la Joven, nieta de Melania la Anciana, y amigo de Rufino. Había huido a consecuencia de la invasión de los bárbaros, junto con toda su casa, que era numerosa (cf. SCh 415, pp. 22-23, nota 7).