OBRAS DE LOS PADRES DE LA IGLESIA (207)
La pesca milagrosa
Hacia 1266
Evangeliario
Cambrai, Francia
Hacia 1266
Evangeliario
Cambrai, Francia
CLEMENTE DE ALEJANDRÍA, STROMATA
LIBRO SEXTO
Capítulo V: La universalidad de la salvación
La veneración de Dios
39.1. Y que ciertamente los griegos son convictos de robar toda la Escritura, se ha demostrado suficientemente, pienso yo, mediante numerosas pruebas. Por otra parte, los griegos más notables no conocen a Dios con conocimiento cierto (o: profundo; cf. Rm 10,2), sino según circunlocución (o: perífrasis); lo dice Pedro, en el Kerigma (= escrito apócrifo):
39.2. “Sepan que hay solo Dios, que hizo (o: creó) el principio de todas las cosas, y tiene la potestad de (su) fin.
39.3. Él es [el Dios] invisible, el que lo ve todo; no tiene lugar y Él lo contiene todo; no necesita de nada y de Él tienen necesidad todos los seres y por Él existen; inefable (o: inasible, incomprensible), eterno, incorruptible, increado, que todo lo ha hecho con la palabra de su poder” (Kerigma Petri, 2; cf. Hb 1,3; 1 Co 1,24), de la Escritura gnóstica, esto es, del Hijo (o: [lo que designa] al Hijo en la Escritura [comprendida] gnósticamente).
39.4. Después añade: “Veneren a ese Dios, pero no como los griegos” (Kerigma Petri, 3); porque evidentemente nosotros damos culto al mismo Dios que los sabios griegos, pero [éstos] no con un conocimiento profundo, completo, que no han aprendido mediante la tradición del Hijo.
39.5. Ciertamente no dice: “No veneren al Dios que veneran los griegos, sino no como los griegos”; (desea) cambiar el modo del culto a Dios, pero no proclamar otro [Dios].
El culto de los paganos no es auténtico
40.1. Qué es ese “no como los griegos” lo esclarece el mismo Pedro al agregar: “Porque se dejan llevar por la ignorancia y no conocen a Dios como nosotros, según la perfecta gnosis de las cosas que Él había puesto a su disposición, para su uso -maderas y piedras, bronce, hierro, oro y plata-, de materia puesta para su servicio, (sino que) han elevado la materia, venerándola;
40.2. también veneran a los animales que Dios les había dado como alimento: las aves del cielo, los peces del mar, los reptiles de la tierra y las fieras salvajes, juntamente con los ganados cuadrúpedos del campo (cf. Gn 1,26), las comadrejas, ratones, gatos, perros y monos; y les ofrecen como sacrificio los alimentos propios de los mortales, y presentan como ofrenda cadáveres a cadáveres (o: muertos a muertos), como a dioses; ingratos para con Dios, porque mediante estas cosas niegan que Él exista” (Kerigma Petri, 3).
Tampoco el culto de los judíos es auténtico
41.1. Y puesto que se dice que tanto los griegos como nosotros mismos reconocemos al mismo Dios, aunque no del mismo modo, por eso añade de nuevo poco después:
41.2. “Tampoco den culto como los judíos; porque también ellos, pensando que son los únicos que conocen a Dios, no lo conocen, porque dan culto a ángeles y arcángeles, a los meses y a la luna.
41.3. Y si la luna no sale, no celebran el sábado, llamado el primero; tampoco celebran el novilunio, ni los ácimos, ni la fiesta (de los tabernáculos), ni el gran día [de la expiación]” (Kerigma Petri, 4).
41.4. Después añade el colofón a su investigación: «Por tanto, también ustedes aprendan con santidad y justicia lo que les transmitimos, custódienlo y den culto a Dios de forma nueva por medio de Cristo.
41.5. Porque en las Escrituras encontramos lo mismo que el Señor dice: “He aquí que les entrego una nueva alianza, no como la transmitida a sus padres en el monte Horeb” (Jr 38 [31 hebr.],31-32).
41.6. Él ha establecido con nosotros una [alianza] nueva; porque las [establecidas] con los griegos y los judíos son anticuadas, y nosotros, los cristianos de la tercera generación, damos culto a Dios de una manera nueva» (Kerigma Petri, 5).
41.7. Porque me parece que [Pedro] demostró con claridad que el solo y único Dios es conocido por los griegos de forma pagana, por los judíos en forma judía, y por nosotros de una forma nueva y espiritual.
LIBRO SEXTO
Capítulo V: La universalidad de la salvación
La veneración de Dios
39.1. Y que ciertamente los griegos son convictos de robar toda la Escritura, se ha demostrado suficientemente, pienso yo, mediante numerosas pruebas. Por otra parte, los griegos más notables no conocen a Dios con conocimiento cierto (o: profundo; cf. Rm 10,2), sino según circunlocución (o: perífrasis); lo dice Pedro, en el Kerigma (= escrito apócrifo):
39.2. “Sepan que hay solo Dios, que hizo (o: creó) el principio de todas las cosas, y tiene la potestad de (su) fin.
39.3. Él es [el Dios] invisible, el que lo ve todo; no tiene lugar y Él lo contiene todo; no necesita de nada y de Él tienen necesidad todos los seres y por Él existen; inefable (o: inasible, incomprensible), eterno, incorruptible, increado, que todo lo ha hecho con la palabra de su poder” (Kerigma Petri, 2; cf. Hb 1,3; 1 Co 1,24), de la Escritura gnóstica, esto es, del Hijo (o: [lo que designa] al Hijo en la Escritura [comprendida] gnósticamente).
39.4. Después añade: “Veneren a ese Dios, pero no como los griegos” (Kerigma Petri, 3); porque evidentemente nosotros damos culto al mismo Dios que los sabios griegos, pero [éstos] no con un conocimiento profundo, completo, que no han aprendido mediante la tradición del Hijo.
39.5. Ciertamente no dice: “No veneren al Dios que veneran los griegos, sino no como los griegos”; (desea) cambiar el modo del culto a Dios, pero no proclamar otro [Dios].
El culto de los paganos no es auténtico
40.1. Qué es ese “no como los griegos” lo esclarece el mismo Pedro al agregar: “Porque se dejan llevar por la ignorancia y no conocen a Dios como nosotros, según la perfecta gnosis de las cosas que Él había puesto a su disposición, para su uso -maderas y piedras, bronce, hierro, oro y plata-, de materia puesta para su servicio, (sino que) han elevado la materia, venerándola;
40.2. también veneran a los animales que Dios les había dado como alimento: las aves del cielo, los peces del mar, los reptiles de la tierra y las fieras salvajes, juntamente con los ganados cuadrúpedos del campo (cf. Gn 1,26), las comadrejas, ratones, gatos, perros y monos; y les ofrecen como sacrificio los alimentos propios de los mortales, y presentan como ofrenda cadáveres a cadáveres (o: muertos a muertos), como a dioses; ingratos para con Dios, porque mediante estas cosas niegan que Él exista” (Kerigma Petri, 3).
Tampoco el culto de los judíos es auténtico
41.1. Y puesto que se dice que tanto los griegos como nosotros mismos reconocemos al mismo Dios, aunque no del mismo modo, por eso añade de nuevo poco después:
41.2. “Tampoco den culto como los judíos; porque también ellos, pensando que son los únicos que conocen a Dios, no lo conocen, porque dan culto a ángeles y arcángeles, a los meses y a la luna.
41.3. Y si la luna no sale, no celebran el sábado, llamado el primero; tampoco celebran el novilunio, ni los ácimos, ni la fiesta (de los tabernáculos), ni el gran día [de la expiación]” (Kerigma Petri, 4).
41.4. Después añade el colofón a su investigación: «Por tanto, también ustedes aprendan con santidad y justicia lo que les transmitimos, custódienlo y den culto a Dios de forma nueva por medio de Cristo.
41.5. Porque en las Escrituras encontramos lo mismo que el Señor dice: “He aquí que les entrego una nueva alianza, no como la transmitida a sus padres en el monte Horeb” (Jr 38 [31 hebr.],31-32).
41.6. Él ha establecido con nosotros una [alianza] nueva; porque las [establecidas] con los griegos y los judíos son anticuadas, y nosotros, los cristianos de la tercera generación, damos culto a Dios de una manera nueva» (Kerigma Petri, 5).
41.7. Porque me parece que [Pedro] demostró con claridad que el solo y único Dios es conocido por los griegos de forma pagana, por los judíos en forma judía, y por nosotros de una forma nueva y espiritual.
Dios les regaló a los griegos la filosofía
42.1. Y también sugirió que el mismo Dios es el autor (lit.: chorégos: jefe del coro) de los dos Testamentos, y dio a los griegos la filosofía helénica, por la cual el Todopoderoso es glorificado entre los griegos. Y esto también (es) claro por lo que sigue.
42.2. En efecto, los que (proceden) de la cultura (paideía) griega, como los que (vienen) del linaje de la Ley (y) los que acceden a la fe, están reunidos en el pueblo que se salva, y no son tres pueblos diferenciados (o: divididos) en el tiempo, para que se deba pensar que sus naturalezas son tres [distintas], sino que son educados con diversas alianzas por el único Señor, (y) existen por la palabra de un único Señor.
42.3. De la misma manera que Dios quiso salvar a los judíos dándoles los profetas, así también suscitó entre los más ilustres griegos profetas en su propia lengua, al estar (en condiciones) de recibir la acción benéfica de Dios, distinguiéndoles del resto de los hombres del vulgo, como lo demostrará, además de la “Predicación de Pedro”, el apóstol Pablo diciendo:
Una sola salvación y un solo Dios
43.1. “Tomen también los libros griegos. Conozcan a la. Sibila, cómo manifiesta que hay un solo Dios y los acontecimientos futuros, y tomando a Histaspes (= sabio persa), reconocerán y encontrarán que está descrito de manera muy luminosa y clarísima el Hijo de Dios, y cómo muchos reyes se levantarán en orden batalla contra Cristo, porque le odian a Él y a quienes llevan su nombre, a, los que le creen, a su paciencia y a su venida” (cita de origen incierto, ¿procede de los Acta Pauli?).
43.2. Después con una palabra nos pregunta: “¿Pero todo el mundo y lo que (hay) en el mundo de quién (es) ¿No es de Dios?” (cita de origen incierto, ¿procede de los Acta Pauli?).
43.3. Por eso Pedro afirma que el Señor había dicho a los apóstoles: «Si alguno de Israel quisiera arrepentirse y creer en Dios por mi nombre, se le perdonarán los pecados. Después de doce años salgan por el mundo. Que nadie diga: “No hemos oído”» (Kerigma Petri, 2).
42.1. Y también sugirió que el mismo Dios es el autor (lit.: chorégos: jefe del coro) de los dos Testamentos, y dio a los griegos la filosofía helénica, por la cual el Todopoderoso es glorificado entre los griegos. Y esto también (es) claro por lo que sigue.
42.2. En efecto, los que (proceden) de la cultura (paideía) griega, como los que (vienen) del linaje de la Ley (y) los que acceden a la fe, están reunidos en el pueblo que se salva, y no son tres pueblos diferenciados (o: divididos) en el tiempo, para que se deba pensar que sus naturalezas son tres [distintas], sino que son educados con diversas alianzas por el único Señor, (y) existen por la palabra de un único Señor.
42.3. De la misma manera que Dios quiso salvar a los judíos dándoles los profetas, así también suscitó entre los más ilustres griegos profetas en su propia lengua, al estar (en condiciones) de recibir la acción benéfica de Dios, distinguiéndoles del resto de los hombres del vulgo, como lo demostrará, además de la “Predicación de Pedro”, el apóstol Pablo diciendo:
Una sola salvación y un solo Dios
43.1. “Tomen también los libros griegos. Conozcan a la. Sibila, cómo manifiesta que hay un solo Dios y los acontecimientos futuros, y tomando a Histaspes (= sabio persa), reconocerán y encontrarán que está descrito de manera muy luminosa y clarísima el Hijo de Dios, y cómo muchos reyes se levantarán en orden batalla contra Cristo, porque le odian a Él y a quienes llevan su nombre, a, los que le creen, a su paciencia y a su venida” (cita de origen incierto, ¿procede de los Acta Pauli?).
43.2. Después con una palabra nos pregunta: “¿Pero todo el mundo y lo que (hay) en el mundo de quién (es) ¿No es de Dios?” (cita de origen incierto, ¿procede de los Acta Pauli?).
43.3. Por eso Pedro afirma que el Señor había dicho a los apóstoles: «Si alguno de Israel quisiera arrepentirse y creer en Dios por mi nombre, se le perdonarán los pecados. Después de doce años salgan por el mundo. Que nadie diga: “No hemos oído”» (Kerigma Petri, 2).