OBRAS DE LOS PADRES DE LA IGLESIA (163)

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Aparición de Jesucristo resucitado
al apóstol Tomás
Hacia 1250-1260
Gradual
Limoges, Francia
CLEMENTE DE ALEJANDRÍA, STROMATA

LIBRO CUARTO(1)

Capítulo I: Introducción

   Plan del libro cuarto

1.1. Se sigue, pienso yo, que se debe tratar sobre el martirio y (sobre) quién es el [hombre] perfecto; temas que incluirán, según las exigencias del discurso, los que vengan como consecuencia, y cómo deben filosofar igualmente el esclavo y el libre, sean del género masculino o femenino.

1.2. Después, cuando hayamos terminado lo referente a la fe y a la investigación, expondremos el género simbólico; para que, habiendo terminado rápidamente (lit.: con una incursión), la exposición moral, recapitulemos la utilidad que se ofrece a los griegos desde la filosofía bárbara.

1.3. Después de ese esbozo, se presentará brevemente una explicación de las Escrituras tanto a griegos como a judíos; y cuanto en los Stromata anteriores no se pudo abarcar, (y) que según la introducción de (nuestro) proemio nos propusimos desarrollar en un solo libro, impedidos por la abundancia de los temas.

La autoridad de la Sagrada Escritura

2.1. Después de esto, realizada lo mejor posible la exposición según nuestros fines, deberemos investigar las teorías físicas (lit.: cosas de la naturaleza) sobre los principios, según las opiniones que han llegado hasta nosotros desde los griegos y otros bárbaros (= herejes); buscando conocer y discutir lo más importante de lo ideado por los filósofos.

2.2. A estas cosas deberá seguir, después de la incursión teológica, una explicación detallada de la transmisión de la profecía, como también que las Escrituras, en las que creemos, tienen autoridad absoluta del Todopoderoso, mediante ellas podremos demostrar sucesivamente a todas las herejías que el Dios único y Señor todopoderoso es el anunciado por la Ley y los profetas, y también por el bienaventurado Evangelio.

2.3. Pero nos aguardan muchas confrontaciones con los herejes (lit.: heterodoxos); nos esforzaremos por refutar lo que han publicado en escritos, persuadiéndolos, aún a pesar suyo, avergonzándolos mediante las Escrituras mismas.

La física (o fisiología) gnóstica

3.1. Una vez finalizada nuestra exposición, si el Espíritu quisiere, en las notas (o: memorias) proveeremos para la necesidad urgente -porque hay mucho de utilidad que decir por necesidad de la verdad-; entonces pasaremos a la fisiología realmente gnóstica, iniciándonos en los pequeños misterios antes (de llegar) a los grandes, de manera que nada impida el ministerio sagrado (lit.: hieronfantía), en verdad divino, porque habremos sido purificados e informados de lo que previamente se debe narrar y transmitir.

3.2. En todo caso, la fisiología de la tradición gnóstica según el canon de la verdad, o mejor la contemplación, depende del tratado sobre la cosmogonía, elevándose desde allí mismo al género teológico.

3.3. Por ello, daremos comienzo a la transmisión a partir del origen profetizado; a la vez también expondremos (las opiniones) de los herejes (lit.: heterodoxos) e intentaremos, en cuanto nos sea posible, refutarlas.

3.4. Pero eso se escribirá, si Dios quiere y como nos lo inspire; ahora hay que afrontar lo propuesto y completar (o: terminar) el discurso ético.

Capítulo II: Introducción (continuación)

   Sobre los “Stromata”

4.1. Nuestras notas serán, como muchas veces hemos dicho (cf. I,18,1; 55,1. 3; 56,3), en razón de los que se acerquen a leerlas libremente (o: sencillamente) sin experiencia, abigarradas, como su nombre lo indica, pasando continuamente de una cosa a otra, y en la sucesión de las discusiones, indicando una cosa pero mostrando otra (cf. I,14,3).

4.2. “Porque los buscadores de oro”, dice Heráclito, “cavan mucha tierra y encuentran poco” (Heráclito, Fragmentos, 22 B 22); pero los que (son) de la raza de oro, al explorar lo que les es afín, encontrarán mucho en poco. Porque (este) escrito hallará uno solo que lo comprenda.

4.3. Ciertamente, los Stromata de estas notas ayudan a la memoria en el esclarecimiento (o: manifestación) de la verdad a quien está dispuesto a buscar con la razón.

4.4. Pero también nosotros deberemos esforzarnos y aportar (o: imaginar, inventar) otras ayudas, puesto que a los que van por un camino que no conocen les basta la sola indicación que les conduzca a él.

Busca y encontrarás

5.1. Pero después tendrán que proseguir y descubrir por ellos mismos lo que falta [del camino], del mismo modo que dicen que respondió la Pitonisa a un esclavo que deseaba un oráculo sobre cómo complacer a [su] señor: “Si buscas, [lo] encontrarás” (cita desconocida; cf. Mt 7,7).

5.2. Es realmente difícil, según parece, descubrir lo hermoso que está escondido, puesto que “la virtud se consigue mediante sudor (o: el sudor acompaña a la virtud), y largo y empinado es el sendero que a ella conduce, y áspero al comienzo. Pero cuando se llega a la cumbre, entonces resulta fácil, por fatigoso que sea” (Hesíodo, Los trabajos y los días, 289-292).

5.3. Porque en verdad, “estrecho y angosto es el camino” (Mt 7,14) del Señor; y “el reino de Dios es de quienes se esfuerzan” (Mt 11,12); por ello dice: “Busca y hallarás” (Mt 7,7; Lc 11,9); permaneciendo en el camino realmente regio uno no se desvía.

La variada obra de la abeja: comparaciones de los "Stromata"

6.1. Ciertamente abundante es la semilla fecunda en lo poco de las enseñanzas (lit.: dogmas) contenidas en esta obra, “como toda la hierba del campo” (Jb 5,25), dice la Escritura.

6.2. También los Stromata de estas notas poseen el título apropiado, según aquella antigua ofrenda florecida sin artificio, sobre la que Sófocles escribió:

6.3. “Había un vellón de lana, una libación del jugo de las vides, y el racimo guardado cuidadosamente; había también diversos frutos mezclados con granos de cebada; y pingüe aceite, y la variada obra de la rubia abeja modelada (o: plasmada) con cera” (Sófocles, Fragmentos, 366).

Prosiguen las comparaciones

7.1. En efecto nuestros “Stromata”, conforme al campesino del cómico Timocles, producen “higos frescos, aceite, higos secos y miel” (Timocles, Fragmentos, 36), como un terreno fértil.

7.2. Y ante esa abundancia de frutos, añade: “¡Te refieres a un eiresión (= ramo de procesión), no a un campo de cultivo!” (Timocles, Fragmentos, 36).

7.3. Por eso, los atenienses tenían la costumbre de exclamar: “El eiresión lleva higos frescos, gruesos panes, miel en una taza y aceite para ungirse” (Plutarco, Teseo, 22).

7.4. Es necesario, por tanto, como quien criba, agitar y lanzar al aire muchas veces la mezcla de semillas para elegir o seleccionar el trigo.
(1) Para este Libro IV se ha utilizado la edición crítica del texto griego publicada en la colección Sources chrétiennes, nº 463, Paris, Eds. du Cerf, 2001, pp. 54 ss.; y la edición de Fuentes Patrísticas, n. 15, Madrid, Editorial Ciudad Nueva, 2003, pp. 52 ss. Seguimos fundamentalmente la traducción castellana de esta publicación, con el agregado de subtítulos; pero hemos tomado en cuenta las variantes propuestas en la versión la realizada por Domingo Mayor, sj: Clemente Alejandrino. Stromatéis. Memorias gnósticas de verdadera filosofía, Abadía de Silos, Ed. Abadía de Santo Domingo de Silos, 1994 (Studia Silensia, XVI) [obra aparecida en 1997]. Se ha tenido presente asimismo la versión italiana: Clemente Alessandrino. Stromati. Note di vera filosofia. Introduzione, traduzione e note di Giovanni Pini, Milano, Ed. Paoline, 1985 (Letture cristiane delle origini, 20/Testi).