OBRAS DE LOS PADRES DE LA IGLESIA (123)

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El evangelista san Mateo
Hacia 1150
Biblia de Dover
Cambridge (Inglaterra)
CLEMENTE DE ALEJANDRÍA, STROMATA

LIBRO I

Capítulo XXII: La transmisión de la sabiduría hebrea a los griegos

   La traducción griega de la Biblia

148.1. Baste con lo examinado sobre la cronología estudiada por muchos de distintas formas y expuesta por nosotros. Pero en lo que se refiere a la traducción de la Escritura, tanto la de la Ley como la de los Profetas, del hebreo a la lengua griega, se dice que fue realizada bajo el reinado de Ptolomeo Lago o, según otros, del llamado Filadelfo (283-246 a. C.), quien puso un grandísimo empeño en ello; mientras que Demetrio de Falerio organizaba minuciosamente el trabajo de traducción.

148.2. Cuando los macedonios dominaban Asia, el rey, trabajando con empeño por dotar con toda clase de libros a la biblioteca que había fundado en Alejandría, solicitó también a los jerosolimitanos que tradujeran al dialecto griego (o: lengua griega) sus propias profecías.

La versión de los LXX

149.1. Estos [jerosolimitanos], todavía bajo la dominación macedonia, eligieron a setenta ancianos renombrados y expertos en las Escrituras, conocedores igualmente de la lengua griega, y después se los enviaron [al rey] con los divinos libros.

149.2. Cada uno tradujo, por su cuenta, todas las profecías, una a una, y todas las traducciones, confrontadas, coincidieron tanto en el pensamiento y como en las expresiones. En efecto, habían trabajado, por voluntad de Dios, para que llegaran a oídos de los griegos.

149.3. Ciertamente no era algo extraordinario que por inspiración de Dios, que era quien había dado la profecía, influyera también en la traducción como una [especie de] profecía griega; en tanto que, durante la cautividad de Nabucodonosor, cuando las Escrituras fueron destruidas, en tiempos del rey de los persas Artajerjes, el levita y sacerdote Esdras también fue inspirado y restauró con nuevas profecías toda la antigua Escritura.

Platón discípulo de Moisés

150.1. Aristóbulo en el [libro] primero de la obra dedicada a Filométor escribe en estos términos: “También Platón siguió nuestra ley, y es claro que estudió minuciosamente cada cosa de la que en ella se dicen.

150.2. Anteriormente a Demetrio otros, antes de la dominación de Alejandro y de los persas, también tradujeron lo que había sucedido durante el éxodo de Egipto por parte de los hebreos nuestros conciudadanos, la revelación, a ellos hecha, de todo lo que sucedió, la conquista de la tierra [prometida] y la explicación de la entera legislación.

150.3. Está, por tanto, bien claro que el filósofo anteriormente mencionado [Platón] copió muchas cosas -porque un gran erudito-, al igual que Pitágoras, quien trasladó muchas de nuestras cosas a su doctrina” (Aristóbulo, Fragmentos, 737,3).

150.4. El filósofo pitagórico Numenio escribe abiertamente: “¿Quién es Platón sino un Moisés que habla en ático?” (Numenio de Apamea, Fragmentos, 9). Este Moisés fue teólogo y profeta, y, según algunos, fue intérprete de las leyes sagradas.

150.5. La Escritura misma, que es fidedigna, ensalza el origen de Moisés, sus obras y su vida; por ello, es preciso que nosotros hablemos de él, aunque sea lo más brevemente posible.

Capítulo XXIII: Moisés

   La vida de Moisés

151.1. Moisés, caldeo de origen, nace en Egipto (cf. Ex 2,1-10), cuyos antepasados habían llegado a Egipto desde Babilonia a causa de una prolongada hambre. Nace en la séptima generación y es educado de forma regia, esto fue lo que le sucedió.

151.2. Habiendo proliferado extraordinariamente los hebreos en Egipto, dado su creciente número, el rey de aquella tierra temió una insurrección (o: conjura; insidia) de los que iban naciendo de los hebreos, y ordenó dejar (con vida) a las mujeres, porque la mujer es débil para la guerra, pero que hicieran perecer a los varones. Sospechaba de la juventud vigorosa.

151.3. Durante tres meses sus padres alimentan en secreto al niño de noble estirpe, siendo mayor el amor de la naturaleza que la crueldad del tirano; no obstante, temiendo ellos morir juntamente con el niño, hicieron una cestilla con papiro del lugar, metieron [en ella] al niño y lo dejaron sobre la orilla pantanosa del río; pero la hermana del niño permanecía a distancia para ver qué sucedía.

Moisés rescatado del Nilo

152.1. Entonces la hija del rey, estéril desde hacía mucho tiempo, pero deseosa de tener hijos, llegó aquel día río para tomar baños y aspersiones, pero al escuchar los gemidos del niño manda que se le traiga y, compadeciéndose, se puso a buscar una nodriza.

152.2. Entonces corrió la hermana del niño dice que hay una mujer hebrea que ha dado a luz no hace mucho tiempo y que podría ser la nodriza, si quisiera. Estando de acuerdo, incluso lo suplicaba, presentó a la madre del niño para que hiciese de nodriza, como a una extraña cualquiera, conviniendo un salario.

152.3. Después la princesa dará al niño el nombre de Moisés, que significa etimológicamente salvado del agua -puesto que los egipcios llaman al agua “moy”-, al que había sido expuesto para morir. También ellos llaman Moisés a quien muere en el agua.

La educación de Moisés

153.1. Es claro que ya antes, tras circuncidar al niño, sus padres le habían puesto un nombre; se llamaba Joaquín. Tuvo además un tercer nombre en el cielo, después de su asunción; como dicen los iniciados: “Melquí” (según el apócrifo la Asunción de Moisés).

153.2. Cuando llegó [Moisés] a la juventud fue instruido por distinguidos egipcios en la aritmética, la geometría, la rítmica, la armonía, y además en la métrica y la música, y también más tarde en la filosofía de los símbolos, que los egipcios expresan mediante la escritura jeroglífica. Los griegos le enseñaron en Egipto el otro ciclo pedagógico, como si fuera hijo de reyes, según dice Filón en la “Vida de Moisés”;

153.3. luego, aprendió la gramática asiria y la astronomía (lit.: ciencia de los cielos) junto a [maestros] caldeos y egipcios; también se dice en los “Hechos [de los Apóstoles”] “que fue educado en toda la  sabiduría de los egipcios” (Hch 7,22).

153.4. Eupolemo, en el [libro] “Sobre los Reyes de Judea”, afirma que Moisés fue el primer sabio y el primero que transmitió la escritura a los judíos, y que de los judíos la tomaron los fenicios, y los griegos de los fenicios.

153.5. En la edad adulta, [Moisés] desarrolló su inteligencia; se entusiasmó con la cultura de su pueblo y de sus antepasados, hasta el punto de golpear y matar a un egipcio que atacaba injustamente a un hebreo (cf. Ex 2,11-12).

Diversas versiones sobre lo sucedido después que Moisés mató al egipcio

154.1. Los iniciados dicen que mató al egipcio sólo con una palabra, al igual que haría más tarde Pedro, como refieren los Hechos, quien mató con una palabra a quienes habían sustraído del precio del campo y mentido (cf. Hch 5,1-10)

154.2. Artapano, en su [tratado] sobre Los Judíos, relata que Moisés, hecho prisionero de Jenefres, rey de los egipcios, al reclamar la liberación de su pueblo respecto de Egipto, por la noche salió de prisión, abierta por voluntad de Dios, y, penetrando en el palacio, se presentó ante el rey, que dormía y le despierta;

154.3. éste, atemorizado por el suceso, manda a Moisés que le diga el nombre del Dios que le ha enviado, y [Moisés] se inclinó a su oído y se lo susurró; pero el rey, al oirlo, cayó muerto sin voz, mas ayudado por Moisés recobró la vida.

Cita del drama “Éxodo” del poeta hebreo Ezequiel (siglo III a. C.)

155.1. Sobre la educación de Moisés concordará con nosotros el poeta trágico de los judíos Ezequiel en el drama titulado “Éxodo” (Exagogé), escribiendo en persona de Moisés:

155.2. «Miren que nuestra raza está aumentando sobremanera, y el Faraón tramará contra nosotros toda clase de estratagemas; él castiga a [nuestros] hombres a construir penosamente monumentos, a fortificar la ciudad con torres defensivas, y todo ello es una desdicha para ustedes. Después [el Faraón] promulgó para nosotros, raza hebrea, que arrojáramos a los niños varones al agua profunda del río.

155.3. Cuando yo [nací], mi madre me ocultó durante tres meses, como ella me contó, pero al no poder pasar inadvertida me abandonó en secreto, envolviéndome perfectamente, sobre la orilla del río en un espeso y profundo lugar pantanoso.

115.4. Mi hermana Mariam me cuidaba a distancia, hasta que un día, la hija del rey bajó [al río] para poner radiante mediante cuidados baños su joven cuerpo. De repente me vio, me tomó [en sus manos] y se dio cuenta de que yo era hebreo. Mi hermana Mariam, presentándose ante la princesa, le dijo: “¿Quieres que te busque rápidamente una nodriza hebrea para el niño?”. Y la princesa apremió a la muchacha.

155.5. Fue corriendo a decírselo a mi madre, y mi madre, yendo rápida al lugar, me tomó en sus brazos. La hija del rey [le] dijo: “Mujer, alimenta a este [niño], y yo te daré una retribución”. Y me puso por nombre Moisés, porque me había sacado de las aguas del río, en la orilla.

155.6. Una vez pasado el tiempo de mi infancia, mi madre me llevó al palacio de la princesa. Antes me había referido y contado todo: la raza de mis antepasados y los dones [recibidos] de Dios.

155.7. Así mientras permanecimos niños, se me facilitó toda clase de instrucción y educación regias, como si yo fuera [hijo] de sus entrañas; pero cumplido el ciclo de los días, abandoné los aposentos reales».

Moisés abandona Egipto

156.1. Después de relatar la lucha del hebreo y el egipcio y el enterramiento del egipcio en la arena, dice así sobre la otra lucha:

156.2. «”¿Por qué golpeas a uno que es más débil que tú?”. Y el otro respondió: “¿Quién te ha mandado ser juez y árbitro entre nosotros? ¿Acaso quieres matarme como al hombre de ayer?” Temeroso yo, le dije: “¿Cómo se ha hecho público esto?”» (Ex 2,13-14).

156.3. Entonces (Moisés) huye de allí y pastorea ovejas, ensayándose con el pastoreo para el gobierno. Porque el pastoreo es una preparación (lit.: progymnasia) regia, para quien ha de guiar el rebaño más manso, el de los hombres; como para los guerreros lo es por naturaleza la caza. En adelante Dios le pondría al frente de los hebreos.

El botín que los hebreos tomaron a los egipcios

157.1. A continuación los egipcios son advertidos con repetidos avisos que no comprendieron, mientras que los hebreos, cual espectadores de las plagas que los otros [egipcios] sufren, aprenden sin peligro el poder de Dios (cf. Ex 7-12).

157.2. Los egipcios, no queriendo escuchar los efectos de ese poder [divino], pues tontos en su insensatez no creyeron, porque, como suele decirse, los tontos sólo conocen el mal cuando ya está hecho cf. Homero, Ilíada, XVII,32 y XX,198); y más tarde, al salir, los judíos llevaron con ellos un gran botín tomado de los egipcios, no por codicia, como algunos acusadores afirman -puesto que Dios les inducía a no desear el bien de los demás (cf. Ex 20,17; Dt 5,21)-,

157.3. sino fundamentalmente como remuneración debida por los servicios prestados a los egipcios durante todo el tiempo que les tuvieron dominados; y en cierto sentido, también por una especie de represalia: para entristecer a los codiciosos egipcios llevándose un botín, igual que los egipcios [habían entristecido] a los hebreos con la servidumbre.

157.4. Ahora bien, se puede considerar todo eso como un hecho de guerra; en tal caso [los hebreos] se creyeron [autorizados] a llevarse las cosas de los enemigos por la ley del vencedor, como sucede con los más fuertes respecto a los débiles -ya que la causa de la guerra era justa, porque los hebreos llegaron suplicantes a Egipto por causa del hambre, pero los aquellos sometieron a los extranjeros y les obligaron a servirles como prisioneros de guerra, sin darles ningún salario); y si [se considera todo eso como sucedido] en tiempo de paz, entonces los hebreos tomaron el botín de los egipcios como salario, que tanto tiempo rehusaron pagarles e incluso se lo habían apropiado.