OBRAS DE LOS PADRES DE LA IGLESIA (121)

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Santísima Trinidad
Hacia 1395
Don Silvestro dei Gherarducci
Murano (Italia)
CLEMENTE DE ALEJANDRÍA, STROMATA

LIBRO I

Capítulo XXII: Cronologías (continuación)

   Poetas y adivinos griegos

131.1. El ateniense Onomácrito, de quien se dice que es el autor de los poemas atribuidos a Orfeo, aparece bajo el mandato de los Pisistrátidas, alrededor de la Olimpiada cincuenta; y Orfeo, que navegó junto a Heracles, fue discípulo de Museo.

131.2. Anfión es anterior en dos generaciones a la guerra de Troya; también, Demódoco y Femio después de la conquista de Troya: uno con los feacios y el otro entre los pretendientes, celebrados como citaristas.

131.3. También los oráculos atribuidos a Museo se dice que son de Onomácrito; y “La Caverna” [atribuida] a Orfeo es de Zopyro de Heraclea; y el “Descenso al Hades” de Pródico de Samos.

131.4. Ion de Quíos cuenta en “Las Tríadas” (“Triagmois”) que Pitágoras también atribuyó algunos [escritos] a Orfeo.

131.5. Epígenes dice en los “Poemas de Orfeo” que el “Descenso al Hades” y la “Palabra sagrada” son del pitagórico Cercops, y el “Peplo” y la “Física” son de Brontino.

131.6. También algunos sitúan a Terpandro entre los [poetas] antiguos; así, Helánico refiere que ése [Terpandro] vive en tiempos de Midas; sin embargo, Fanias al situar a Lesques (o: Lesches) de Lesbos antes de Terprando, hace a éste más joven que Arquíloco, y (cuenta) que Lesques luchó ardientemente contra Arctino y lo venció.

131.7. Janto de Lidia afirma que Tasos fue fundada alrededor de la décimo octava Olimpiada -para Dionisio en la décimo quinta-; y está de acuerdo con que Arquíloco ya era conocido después de la Olimpiada vigésima. Se acuerda también de la destrucción de Magnesia, que había tenido lugar hacía poco tiempo.

131.8. Simónides sitúa [la destrucción de Magnesia] en tiempos de Arquíloco, y Calino no mucho más antigua; puesto que Arquíloco menciona la destrucción de los Magnesios, y Calino su prosperidad. Sin embargo, Eumelo de Corinto es más antiguo porque habría tratado con Arquías, fundador de Siracusa.

Nombres de la mitología griega

132.1. Hemos preferido decir todo lo anterior, porque se considera a los poetas de este Período (o: ciclo) como los más antiguos de todos. También se cuentan entre los griegos numerosos adivinos, como, los Bacidas -uno de Boecia y otro de Arcadia-, que realizaron innumerables predicciones a mucha gente.

132.2. Por el vaticinio del ateniense Anfilito, reinó el tirano Pisístrato, a quien le señaló la ocasión oportuna para el ataque.

132.3. Pasaré por alto a Cometes de Creta, a Cíniras de Chipre, Admeto de Tesalia, Aristeo de Cirene, Anfiarao de Atenas, Timóxenes de Corcira, Demeneto de Focia, Epigenes de Tespis, Nicias de Caristo, Aristón de Tesalia, Dionisio de Cartago, Cleofón de Corinto, Hipo, la hija de Quirón, Boio, Manto, y una multitud de Sibilas: la de Sanios, de Colofón, de Cumas, de Eritrea, de Fito, de Tarasandra, de Macedonia, de Tesalia, de Tesprocia, la de Calcante y Mopso, que viven en la época de la guerra de Troya; sin embargo, la de Mopso es la más antigua porque navegó con los Argonautas.

La adivinación

133.1. Se dice que la [obra] llamada “Adivinación de Mopso” fue compuesta por Bato de Cirene; en cambio, Doroteo en el [libro] primero de “La Enciclopedia” (Pandektes), refiere que Mopso había sido instruida por un alción y una corneja.

133.2. También el gran Pitágoras se aplicó siempre a predecir [el futuro], y lo mismo Abaris el hiperbóreo, Aristeo de Proconeso, Epiménides de Creta, que llegó a Esparta, Zoroastro el medo, Empédocles de Agrigento, Formión de Laconia, e igualmente Pohárato de Tasos, Empedótimo de Siracusa y, por encima de todos, el ateniense Sócrates.

133.3. Se dice en el “Teages”: Desde mi infancia poseo un sello inaudito concedido por un destino divino que me guía; es decir, una voz que cuando habla pone en práctica lo que pienso, pero nunca me empuja” (Platón, Theages, 128 D).

133.4. Excesto, tirano de los focios, llevaba dos anillos hechizados, y por el ruido que hacían al unirlos discernía las buenas ocasiones para actuar; pero con todo murió asesinado a traición, aunque el ruido le había advertido, según dice Aristóteles en la “Constitución de los Focenses” (cf. Aristóteles, Fragmentos, 599).

Nombres de varios adivinos

134.1. También alguna vez entre los hombres egipcios se hicieron dioses por gloria humana; así Hermes de Tebas, Asclepio de Menfis, Tiresías y Manto en Tebas, como afirma Eurípides (cf. Fenicias, 834); Heleno, Laocoonte y Enone de Cebrión, en Troya.

134.2. Crío, uno de los Heráclidas, tenía fama de adivino ilustre, y un tal Yamo, en Elida (o: Élide), del que nacieron los yamidas (Iamídas); y Polido (Polyido), en Argos y en Megara, es mencionado por la tragedia (la obra perdida sería Polyida, de Sófocles y Eurípides).

134.3. ¿Para qué enumerar a Télemo, que, siendo adivino de los Cíclopes, vaticinó a Polifemo el engaño de Ulises; o al ateniense Onomácrito, o Anfiarao, que acompañó a los Siete que lucharon contra Tebas, una generación anterior a la toma de Troya, según se dice, o a Teoclímeno en Cefalenia o a Telmeso en Caria o a Galeon en Sicilia?

134.4. Habría otros además de éstos: Idmón, el que acompañó a los Argonautas; Femónoe de Delfos; Mopso, hija de Apolo y de Manto, en Panfilia y Cilicia; Anfíloco, hijo de Anfiarao, en Cilicia; Alcmeón en Acarnania; Anio (o: Anios) en Délos; Aristandro el de Telmeso, el que nació con Alejandro. Igualmente Filocoro refiere en el [libro] primero de “La Adivinación” que Orfeo fue adivino.

Los profetas hebreos

135.1. Teopompo, Eforo y Timeo registran como un adivino a Ortágoras, lo mismo que el samio Pitocles, en el libro cuarto de las “Itálicas” a Cayo Julio Nepote.

135.2. En verdad, “todos son ladrones y salteadores” (Jn 10,8), como dice la Escritura, puesto que la mayoría de las predicciones están sacadas de la observación de los astros y de las probabilidades, como los médicos y los charlatanes que juzgan (a las personas) por su fisonomía; también hay otros que, dominados por los demonios, son puestos en trance por influjo de algunas aguas, perfumes o por determinados aires.

135.3. Pero entre los hebreos, los profetas (hablaban) por el poder e inspiración de Dios; así, antes de la Ley, antes de la Ley, Adán profetizó sobre su mujer y sobre la denominación de los animales (cf. Gn 2,23. 20); Noé predica la conversión (cf. 2 P 2,5; Gn 6,9); Abraham, Isaac y Jacob revelan con claridad no pocos acontecimientos futuros y también inminentes.

135.4. En el tiempo de la Ley, Moisés y Aarón, y más tarde [profetizaron] Josué, el hijo de Navé, Samuel, Gad, Natán, Acías, Samaia, Jehú, Elías, Miqueas, Abdías, Eliseo, Abdadonai, Amos, Isaías, Oseas, Jonás, Joel, Jeremías, Sofonías, Bouzi, Ezequiel, Urías, Habacuc, Naún, Daniel, Misael, él [que hizo] las alabanzas (cf. Dn 3,15-90), Ageo, Zacarías y el Mensajero (= Malaquías; cf. I,122,4; 127,2; 129,3), uno de los doce [profetas Menores].

Nueva recapitulación

136.1. Todos ellos hacen un total de treinta y cinco profetas. Respecto a las mujeres -también las hay que profetizaron-: Sara, Rebeca, María, Débora y Oída... (posible laguna en el texto griego).

136.2. Después, alrededor de la misma época, Juan profetiza hasta el bautismo del Salvador; y luego del nacimiento de Cristo, [también profetizan] Ana y Simeón. Zacarías, el padre de Juan también profetiza antes del niño, como se lee en los Evangelios (cf. Lc 2,36-38. 25-35; 1,67-69).

136.3. Ahora, partiendo de Moisés, resumamos la cronología relativa a los griegos. Desde el nacimiento de Moisés hasta el éxodo de los judíos de Egipto, ochenta años, y hasta su muerte otros cuarenta. El éxodo tuvo lugar en tiempo de Ínaco, porque Moisés salió de Egipto trescientos cuarenta y cinco años antes de la era Sotiaca.

136.4. Desde el mandato de Moisés y de Ínaco hasta el cataclismo de Deucalión, entiendo, que es el segundo diluvio, y hasta el incendio de Faetonte, correspondiente a los tiempos de Crótopo, se contabilizan ocho (el original dice: 40) generaciones. Ahora bien, tres generaciones equivalen a cien años.

136.5. Desde el cataclismo hasta el incendio del Ida, y el descubrimiento del hierro y a los Dáctilos Ideos, hay setenta y tres años, según dice Trásilo. Y desde el incendio del Ida hasta el rapto de Ganimedes hay sesenta y cinco años.

Cronología hasta la conquista de Troya y la Olimpíada de Ifito

137.1. De aquí hasta la expedición de Perseo, cuando Glauco fundó los [juegos] ístmicos en honor de Melicerte, hay quince años. Desde la expedición de Perseo hasta la fundación de Troya hay treinta y cuatro años. Desde entonces hasta la expedición de Argos hay sesenta y cuatro años.

137.2. Desde esta [expedición] hasta Teseo y el Minotauro hay treinta y dos años; después, hasta los Siete contra Tebas hay diez años; luego, hasta los juegos olímpicos, que estableció Heracles en honor de Pélope, hay tres años; y hasta la expedición de las Amazonas contra Atenas y al rapto de Helena por Teseo hay nueve años.

137.3. De ahí hasta la apoteosis de Heracles, once años, y hasta el rapto de Elena por Alejandro cuatro años; después, hasta la conquista de Troya, veinte años.

137.4. Desde la conquista de Troya hasta el regreso de Eneas y la fundación de Lavinio diez años, y hasta el reinado de Ascanio, ocho años; hasta el regreso de los Heráclidas sesenta y un años; y hasta la Olimpíada de Ifito trescientos treinta y ocho años.

Hasta la muerte de Alejandro Magno

138.1. Pero Erastóstenes reseña así la cronología: desde la conquista de Troya hasta el regreso de los Heráclidas, ochenta años. Desde entonces hasta la fundación de Jonia, sesenta años. Por lo que se refiere a los [años] siguientes, hasta la administración de Licurgo, ciento cincuenta y nueve años.

138.2. Y hasta el primer año de la primera Olimpiada, ciento ocho años. Desde esa [primera] Olimpiada hasta la travesía de Jerjes, doscientos noventa y siete años. Desde la [travesía] hasta el comienzo de la guerra del Peloponeso, cuarenta y ocho años.

138.3. Y hasta la destrucción y derrota de los atenienses, veintisiete años; hasta la batalla de Leuctra (371 a. C.), treinta y cuatro años; desde esa [batalla] hasta la muerte de Filipo, treinta y cinco años; y después de dicha [muerte] hasta la sustitución de Alejandro, doce años.

138.4. Nuevamente, desde la primera Olimpíada algunos dicen185 que hay que contar veinticuatro años hasta la fundación de Roma. De ahí hasta la derogación de la monarquía, cuando aparecen los cónsules, doscientos cuarenta y tres años; y desde la derogación de la monarquía hasta la muerte de Alejandro, ciento ochenta y seis años.

Emperadores romanos: desde Augusto hasta Cómodo

139.1. Desde entonces hasta la victoria de Augusto, cuando se suicida Antonio en Alejandría, doscientos noventa y cuatro años; por aquel entonces Augusto ejercía el cuarto consulado.

139.2. Desde esta fecha hasta la institución de los juegos por Domiciano en Roma, ciento catorce años. Y desde el primero de estos juegos hasta la muerte de Cómodo, ciento once años.

139.3. 3. Hay quienes desde Cécrope hasta Alejandro de Macedonia cuentan mil doscientos veintiocho años (otra lectura del original: 1828); desde Demofonte mil doscientos cincuenta años (otra lectura del original: 850), y desde la toma de Troya hasta la vuelta de los Heráclidas ciento veinte o ciento ochenta años.

139.4. Desde ese [regreso] hasta el arcontado de Evéneto, bajo el cual se dice que Alejandro pasó a Asia, según Fanias, setecientos quince años; pero conforme a Eforo, setecientos treinta y cinco; según Timeo y Clitarco, ochocientos veinte; según Eratóstenes, setecientos setenta y cuatro (otra lectura del original: 770); según Duris, desde la conquista de Troya hasta la travesía de Alejandro a Asia, mil años.

139.5. Desde aquí hasta Egesías (el griego lee Evéneto), el arconte de Atenas, bajo el cual muere Alejandro, once años. De ahí hasta la hegemonía de Claudio César Germánico [pasan] trescientos sesenta y cinco años; a partir de ese momento hasta la muerte de Cómodo se calculan fácilmente los años; se hace la suma de todos.