OBRAS DE LOS PADRES DE LA IGLESIA (798)

Cristo resucita a la hija de Jairo

Hacia 980-993

Evangeliario

Reichenau, Alemania

Orígenes, Homilías griegas sobre los Salmos

Homilía II sobre el Salmo 77 (78) 

Introducción 

Orígenes resalta la importancia y la necesidad de unir en nuestra vida cristiana la praxis y el conocimiento. Ambas realidades se necesitan y exigen la coherencia de vida, es decir, que lo que decimos no se oponga a lo que hacemos (§ 5.1). 

El Alejandrino también pone de relieve la absoluta necesidad de proceder según el orden con que Jesús transmite sus enseñanzas primero la ley, luego la palabra, y después la sabiduría (§ 5.2). 

Nuestra tarea es disponer el oído a la escucha de las enseñanzas de Cristo en el Evangelio, imitando la actitud de los discípulos (§ 5.3). 

Pidamos en nuestra oración el pan que Dios da, y Él nos da a Cristo, que es el pan vivo y verdadero (§ 5.4).

Orígenes nos plantea una proposición de gran actualidad: ¿sabemos interrogar a la Escritura? Es decir, ¿hemos aprendido a acercarnos al texto sagrado sin temor a formularle preguntas? (§ 6.1). 

Cuatro pasajes difíciles de la sagrada Escritura nos los explica El Salvador mismo. A Él debemos recurrir para que nos abra a la comprensión de la enseñanza bíblica (§ 6.2).

Muchas de las palabras de nuestro Salvador no fueron puestas por escrito, no se conservan en los evangelios. Pues la debilidad humana no podría soportar la grandeza de tales enseñanzas sin padecer grave daño (§ 6.3). 

“La conclusión de la amplia digresión sobre ‘los hijos de Efraím’ (Sal 77 [78],9) en Oseas (6,11—8,1) precisa el estatuto paradigmático: se trata de una ‘lección de método’ sobre cómo usar el texto del profeta para comprobar su aplicación a los herejes. Esto debería, por tanto, sugerir análogas investigaciones a partir de la Escritura, según aquella modalidad que contra distingue constitutivamente la impostación ‘zetética’ y también ‘protréptica’ de Orígenes, y es regularmente acompañada, como aquí, del estilema característico de una ejemplificación considerada ‘suficiente’ (§ 6.4)[1]”.

Texto

No alegremos a los príncipes de este mundo con nuestras mentiras

5.1. Pero admitamos incluso que hemos forzado la letra del texto, como alguno podría suponer escuchando las explicaciones que relacionan estos pasajes con los herejes y desarrollan la exégesis de manera uniforme. Toma también un segundo pasaje: “Han alegrado a los reyes en sus corazones y a sus príncipes con sus mentiras” (Os 7,3)[2]. Dice: los hijos de Efraím “han alegrado a los reyes en sus corazones”. ¿Cuáles, sino aquellos sobre quienes está escrito: “Se presentaron los reyes de la tierra y los príncipes se congregaron contra el Señor y contra su Cristo (Sal 2,2)? Y a sus príncipes con sus mentiras” (Os 7,3), en el primer [versículo] se decía “obraron con falsedad” (Os 7,1); aquí, en cambio, “han alegrado a los príncipes con sus mentiras” (Os 7,3). Porque alegran con sus mentiras a los príncipes de este mundo, entre los cuales está la sabiduría que es efímera[3] (cf. 1 Co 2,6). Y, como cuando profesamos la verdad, entristecemos a los príncipes de este mundo; así, cuando mentimos en nuestros corazones, alegramos a los freyes y príncipes [de este mundo] con nuestras mentiras. 

Los herejes no se convierten 

5.2. Admitamos también haber forzado incluso el segundo pasaje refiriéndolo a los herejes[4]. ¿Qué diremos del tercero? Escuchémoslo: “Efraín se ha convertido en un pan cocido que no ha sido dado vuelta”[5] (Os 7,8). Escucha lo que dicen los herejes: «Aquellos que pertenecen a la Iglesia son como niños, son tontos e impíos. Éstos son aquellos sobre los cuales está escrito: “Les di a beber leche, no alimento sólido” (1 Co 3,2). Junto a nosotros se encuentran los misterios inefables y secretos de Dios, aquellos que Jesús ha enseñado a sus discípulos en privado (cf. Mc 4,34)». En consecuencia, por esto se dice: “Efraím se ha convertido en un pan cocido que no ha sido dado vuelta”, de modo que este pan manifiesta la enseñanza de las cosas ocultas entre ellos, mientras que “no ha sido dado vuelta” [significa] que “no se convierte”.

El pan de vida 

5.3. “Extranjeros devoran su fuerza, pero él no se dio cuenta” (Os 7,9). Ningún extranjero come lo que es de Efraím, pero utilizan aquel pan quienes son extraños a la verdad. En cambio, nosotros poniéndonos a la escucha de Aquel que dice: “Yo son el pan vivo que bajó del cielo; el que come de este pan vivirá para siempre” (Jn 6,51). No comamos otro pan que el verdadero [pan] de la Iglesia, que Dios ha dado a los santos. Sobre ellos podemos decir: “Mi Dios, que me alimenta desde mi juventud” (Gn 48,15 LXX).

Dios Padre nos da a Cristo

5.4. Y orando digamos: “Si el Señor estuviera conmigo y me diera el pan para comer” (Gn 28,20). Pues Jacob no decía: “Dame de comer el pan” que todos los hombres comen, sino aquel que Dios da. Dios, en efecto, da el Cristo; Él es pan, el alimento de aquellos que son dignos como también aquel Jacob.

El Espíritu Santo ilumina nuestra inteligencia

6.1. Consideremos también otra afirmación sobre Efraím: “Y Efraím era una paloma necia y que no tiene corazón: invocaba a Egipto y se fueron con los asirios” (Os 7,11 LXX). El Espíritu Santo es una paloma dotada de inteligencia, el espíritu que se asemeja al anticristo es un espíritu que no es santo, sino que promete ser santo, es una paloma necia y sin corazón. Como el anticristo pronuncia el nombre de Cristo sin poseer a Cristo, así aquel que no tiene el Espíritu Santo declara: “Esto dice el Señor, con un espíritu maligno. Por lo tanto, [la Escritura] dice sobre el espíritu que está en ellos: “Y Efraín era una paloma privada de inteligencia y sin corazón”. 

Dios es filántropo 

6.2. ¿Pero a quién llama? Invoca para nosotros a la paloma Jerusalén. En cambio, “la paloma priva de inteligencia” (Os 7,11), Efraím, llama a Egipto, los pueblos enemigos del pueblo de Dios. Mas Dios los amenaza: porque “cuando ellos se pongan en camino, arrojaré sobre ellos mi red y los capturaré como a los pájaros del cielo” (Os 7,12). Incluso si ellos van por el aire y dicen: “Vuela”[6], se debe saber que como, según la Ley de Moisés, hay pájaros puros y otros impuros (cf. Lv 11,13-19; Dt 14,11-20), así según la palabra mística los pájaros puros son la paloma de la Iglesia y algunos otros volátiles eclesiásticos; en cambio, los pájaros impuros son las aves de rapiña que comen la carne de los muertos y todos los semejantes a estas, “las altanerías que se levantan contra el conocimiento de Dios” (2 Co 10,5). Por tanto, Dios atrapa a los pájaros impuros: “Los capturaré como a los pájaros del cielo, los corregiré con la escucha de sus tribulaciones” (Os 7,12 LXX). Dios es amigo de los hombres[7] y quiere purificar y corregir también a quienes pertenecen a las herejías. ¡Cuántos tenemos que han sido capturados por las herejías y han sido recobrados por las redes de Cristo! Pues arrojaré sobre ellos mi red y los capturaré como a los pájaros del cielo, los corregiré con la escucha de sus tribulaciones” (Os 7,12 LXX).

“Han terminado en nada”

6.3. Después la Palabra amenaza a quienes están sometidos a la corrección: “Ay de ellos, porque se han alejado de mí” (Os 7,13); porque se han alejado de la Iglesia y de la verdad. “Están llenos de temor, pues han cometido impiedades contra mí; pero yo los he rescatado y, en cambio, ellos han dicho falsedades contra mí” (Os 7,13 LXX). ¿Todavía dudas de hablar de los hijos de Efraím como heterodoxos? “Ellos han dicho falsedades contra mí”. Mira lo que dicen: “El demiurgo es rústico, el demiurgo es inhumano, ha otro dios bueno que es superior”. Por consiguiente, con las mil cosas que dicen, esparcen calumnias: “Han dicho falsedades contra mí”. Pero escuchen todavía el libro de Oseas sobre los hijos de Efraím: “Han alimentado pensamientos malvados contra mí, han terminado en nada[8]” (Os 7,15-16 LXX). Ellos han abandonado el ser y han ido hacia la nada. Nada es, en efecto, un dios por encima del demiurgo, nada es un Cristo que no fue profetizado por los profetas, nada es un Cristo que no nació de una virgen en su venida a este mundo. Esto significa: “Han terminado en nada”.

Las impiedades de las herejías

6.4. Considera qué amenazas dirige a sus obispos y a aquellos que han propagado las herejías: “Sus príncipes caerán a espada por causa de la necedad de su lengua” (Os 7,16). “Caerán a espada”: ¿qué espada? “La palabra de Dios es viva, eficaz y más cortante que toda espada de dos filos” (Hb 4,12). Sobre ellos dice también: “Serán Como un águila sobre la casa del Señor” (Os 8,1). Como las águilas rapaces atacan los rebaños para agarrar a los cabritos y a los corderos, así los herejes se lanzan sobre sobre la casa del Señor, la Iglesia, queriendo capturar a alguno como hacen las águilas. Por tanto, sobre estos dice: “Violaron mi alianza y cometieron impiedad contra mi Ley” (Os 8,1). Hallarás que casi todos los herejes están de acuerdo en cometer impiedad contra la Ley de Moisés y contra el Dios que les dio la Ley. Podríamos presentar otros pasajes, pero con lo que han recibido, leyendo el libro de Oseas, encontrarán muchos otros pasajes sobre Efraím. Sin embargo, lo que ha sido expuesto es suficiente con motivo de las palabras: “Los hijos de Efraím que tensaban y disparaban con arcos, se volvieron atrás el día del combate” (Sal 77 [78],9). 


[1] Origene, pp. 234-235, nota 21.

[2] El texto de este versículo en la LXX dice: “Con sus maldades alegran a los reyes, y con sus falsedades a los príncipes”.

[3] O: destinada a la destrucción (lit.: que se destruye).

[4] Se refiere al texto Os 7,3 que ha citado en el párrafo precedente (5.1).

[5] Es decir, un pan quemado por un lado y mal cocido por el otro.

[6] O: despliégate, extiéndete.

[7] Lit.: filántropo.

[8] Lit.: han vuelto a la nada.