OBRAS DE LOS PADRES DE LA IGLESIA (560)
La segunda venida de Jesucristo
1475-1476
Evangeliario
Lago de Van, Turquía
Orígenes, Veintiocho homilías sobre el (libro) de los Números
Homilía XXVI (Nm 31—32)
Es vencido por el diablo quien está en desacuerdo con Dios
2.4. También yo digo algo más. Si no eres tal que en nada disientas de los mandatos de Dios, ni discrepes en algún punto de los preceptos evangélicos, no podrás vencer al enemigo, no podrás derrotar al adversario; puesto que por el hecho mismo de disentir ya has sido vencido; y eres vencido por el diablo, por el hecho mismo de estar en desacuerdo con Dios. Si en cambio quieres vencer al enemigo y ser la élite de los guerreros, adhiérete a Dios (cf. Sal 72 [73],28) y concuerda con Él, como aquel que decía: “¿Quién nos separará de la caridad de Dios? ¿La tribulación, la angustia, el hambre, la desnudez, el peligro, la espada?” (Rm 8,35); y en otra ocasión: “Ni la vida ni la muerte, ni el presente ni el futuro, ni la altura ni lo profundo, ni ninguna otra criatura podrá separarnos de la caridad de Dios, que está en Cristo Jesús” (Rm 8,38-39). Ese tal absolutamente en nada disiente; ese tal puede vencer a los madianitas y matar a todos los pecadores de la tierra (cf. Sal 100 [101],8) y borrar la imagen de ellos de la ciudad del Señor (cf. Sal 72 [73],20; 48 [49],15). También yo, por consiguiente, debo borrar de mí mismo y de la tierra de mi carne a los pecadores y matar la fornicación, la impureza, la pasión, la mala concupiscencia y la avaricia. Por que éstos son los pecadores de mi tierra, a los que finalmente podré exterminar y matar, en el caso de que no disienta de los mandatos de Dios; y entonces seré verdaderamente digno de presentar ofrendas a Dios.
Nos hacemos gratos ante Dios por nuestras buenas acciones y por las virtudes del alma
2.5. Dice (la Escritura): “Todo objeto de oro, collar, una pulsera[1], anillo, brazalete o cadena. El collar es el adorno de la sabiduría; puesto que en los Proverbios se dice de la sabiduría que, quien la haya adquirido, la lleva puesta como un collar de oro alrededor de su cuello (cf. Pr 1,9). La pulsera y el anillo son adornos de las manos, con los cuales se señalan los símbolos de las obras; de modo semejante, el brazalete. Las cadenillas declaran las conexiones de la palabra y la doctrina.
Dice: “Para hacer propiciación por nosotros ante Dios” (Nm 31,50). Si dijéramos que Dios se hace propicio a los hombres por razón del oro, fíjate qué juicio tan absurdo, e incluso qué impiedad. Porque eso también se considera reprensible en un hombre bueno, si se deja complacer por los inferiores aceptando oro. ¡Cuánto más, por tanto, no conviene pensar eso respecto de Dios! Por ello pienso que se percibe una razón más sólida en la interpretación que hace la Iglesia, que enseña que por la figura del oro se indican las virtudes del alma y la realización de obras buenas, las únicas que es digno ofrecer a Dios por parte de los hombres, y solo por ellas conviene que se vuelva propicio Dios a los hombres.
La dicha de ofrecer dones espirituales a Dios
2.6. “Y tomaron -dice (la Escritura)- Moisés y el sacerdote Eleazar el oro de todos los tribunos y de los centuriones, y lo depositaron en el tabernáculo del testimonio, memorial para los hijos de Israel ante el Señor” (Nm 31,54). Ves que las cosas que se dicen no se refieren al aspecto visible, sino a la memoria de la inteligencia. Dichoso es, en efecto, aquel que se acuerda de haber realizado alguna obra buena ante Dios y de haber ofrecido dones agradables a Dios: las virtudes del alma y los adornos de la piedad.